La mañana de ayer, andaba nuestro particular superhéroe, Pedro Sánchez, por las calles de Madrid con sus mejores galas. Dispuesto a convencernos, una vez más, de su superioridad moral, intelectual y física. Una superioridad que le lleva a pensar que es el candidato ideal del Partido Socialista Obrero Español a la presidencia de España. Por desgracia, esa mañana no iba a ser tan feliz como prometía. Un grupo de periodistas—compañeros de Clark Kent, su álter ego, pensó él— se abalanzaron sobre nuestro intrépido y valiente protagonista con sus micrófonos y grabadoras cargados de preguntas como puñales llevan los antagonistas de toda historia con súper protagonista que se precie. Esta vez no serían los ejecutores del cuarto poder y compañeros del kryptoniano más famoso de la historia quienes hiciesen que su imagen pública se viese resentida. Una señora con una hucha de Cáritas apareció en escena pidiendo un donativo al líder socialista. Este, como buen ex jugador de baloncesto, intentó fintar con un “no llevo suelto” y salió despavorido y sin contestar a los periodistas. Ahí no iba a quedar el asunto, la señora le reprochó su actitud a grito de “no das a Cáritas y después quieres que te voten”. Su Robin particular, Antonio Hernando, tuvo que acudir a apagar el fuego que esta señora, hucha en mano, estaba a punto de prender. Con 20€ de generosidad calmó a la señora, votante confesa del PP, ya que sería una pena que el rosal échase a arder con lo bonito —ERE aparte— que les estaba quedando.
Me hubiese encantando poder disfrutar del rapapolvo que ‘Super Sánchez’ tuvo que recibir minutos más tarde de su equipo de marketing. ¿Imaginan una imagen mejor que ‘SS’ engalanado con su mejor traje donando un billete (y de los grandes, que no tenía cambio, pobre de él) a una ONG abriendo todos los telediarios? Sáenz de Santamaría, Iglesias y Rivera hubiesen vendido a su madre por una situación así. Pero a nuestro superpolítico le van los retos. Hubiese sido muy fácil ganarse el favor del votante con actos tan populistas. Él prefiere enfrentarse cara a cara con su homónimo con emblema azul, contrincante que siente un peso pluma y al que mira por encima del hombro aunque, en realidad, se vea superado en escaños.
Esa no es la lucha más complicada que tiene que enfrentar nuestro querido protagonista. La ‘Liga de la Injusticia’ está viendo cómo se tambalean sus cimientos jerárquicos desde que ‘La Sultana’ mueve los hilos desde sus cortijos del sur. La sonrisa reluciente de Sánchez se ve cada vez más picada y el miedo va inundando los huesos de aquel que andaba con aires de superioridad por Ferraz. Desde que González dejó su super traje de pana para usar el algodón egipcio y Zapatero bajase sus cejas mientras subía el paro, la ‘Liga de la Injusticia’ parece andar descabezada. Esperemos que el puño cerrado de ‘Super Sánchez’ no haga que se corte con las espinas de su rosado destino.