Hemos entrado en la segunda quincena de septiembre y con ella se van los últimos atisbos de vacaciones veraniegas que nos quedaban. En los hogares de muchos estudiantes universitarios españoles estas son fechas de cajas, maletas, listas, papeles, matrículas, nervios, incertidumbre, de un “¿qué me falta, mamá?” y de un “ten mucho cuidado y llama a diario”. Fechas en las que los que tenemos la suerte o la desgracia de vivir fuera del entorno familiar empezamos a respirar libertad y anhelo. También añoranza y pesadumbre. Son momentos de nervios y de expectación, sobre todo si es el primer año. Son momentos de cargar las maletas de ilusión para traerlas llenas de recuerdos. Son momentos de vaciar parte de tu hogar por un tiempo para llenar uno nuevo, que ya sea residencia, Colegio Mayor o piso compartido será tu hogar en los meses venideros. Y sentirás a tus compañeros como hermanos después de compartir techo, aventuras y desventuras con ellos.
Son momentos de dar el primer paso hacia un sueño, hacia tu sueño. O de volver a empezar un sueño nuevo si el anterior no te terminó de convencer, porque, ¿quién nos dice que nuestros sueños van a ser para toda la vida? Para muchos, la mayoría, son momentos de reencuentros, reencuentros con tus compañeros de clase con los que tantas risas, charlas, cervezas y horas de clase y estudio has compartido. Reencuentros que suavizan el áspero septiembre que llega tras el suave verano. Pero sobre todo son momentos de oportunidades. La oportunidad de conocer gente nueva, de ampliar tus conocimientos, de saciar tu curiosidad, de disfrutar de la ociosidad de no hacer nada, de ver series hasta las tantas y levantarte un día más con ojeras. Es tiempo de vivir intensamente una de las etapas más bonitas y a la vez efímeras por las que se puede pasar.
Septiembre es ese mes del año en que las universidades patrias reciben a erasmus desorientados y los acogen con los brazos abiertos, mientras se despiden por un tiempo de quien va a estudiar fuera de nuestras fronteras. Septiembre es ese mes donde Salamanca, Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Málaga o Sevilla se vuelven a llenar de jóvenes que llegan para darle vida a sus calles, bares y facultades. Al final, septiembre no va a ser un mes tan feo.