Leía un artículo estos días que intentaba explicar por qué todos nuestros vecinos tienen unas canicas que dejan caer justo cuando vamos a dormirnos. Por lo visto el molesto ruido está causado por las deficiencias de la construcción del edificio y nosequé burbujeo en las tuberías de la calefacción. La culpa, como siempre, a las chapuzas de la construcción. Espero que un vecino con canicas no fuese uno de los motivos de Irene Montero y Pablo Iglesias para mudarse al chalé de la discordia. Si lo que pretendían era alejarse del ruido han conseguido crear un insoportable ruido mediático provocado por el sensacionalismo de Inda y la hipocresía de Pablo. Si bien Montero no se ha pronunciado sobre temas inmobiliarios o de economías particulares (también es verdad que no ha estado tan expuesta) recuerdo nítidamente a Pablo decir que era una vergüenza que alguien cobrase 4.000, incluso que si se lo decía a su abuela lo vería indecente y pensaría que tanto dinero no puede provenir de nada legal. No sé si la política debería ser legal o no, la verdad. A lo mejor ilegalizándola crea un morbillo que hace que la gente se interese de verdad, quién sabe. Lo que sí es legal –dudo si moralmente correcto– es que un político de izquierdas que se ha llenado la boca con el barrio, el pueblo y el piso en Vallecas se mude a un chalé en las afueras consiguiendo una hipoteca muy beneficiosa con la misma caja en la que tiene las cuentas de Podemos. Que alguien que ha criticado a aquellos que se benefician de estar en política se olvide de todo lo gritado en mítines al pedir la hipoteca. Que el mismo que hace poco criticaba la vestimenta de cierto sector de su partido por parecerse a la vieja política ahora se mude a una casa unifamiliar de las afueras. Como si hubiese algo más icónico del nuevo rico. Sólo le falga cambiar su Dacia por un Porsche Cayenne y empezar a ponerse chaqueta de pana, para que luego digan que la historia no se repite.
Antes de sus primeras elecciones generales llenaba discursos hablando de los tres sueldos mínimos que se permitía cobrar (no más de 1900€), hoy la pareja paga unos 1700€ de hipoteca sin contar los gastos que pueda generar la piscina, o la iluminación del amplio jardín. Necesidades de primer grado para cualquier trabajador de a pie. No es malo enriquicerse en política, es más, debería ser más rentable entrar en política que en la empresa privada si queremos tener a las personas mejor preparadas en los escaños; otra cosa es vender un discurso vacío y dar la espalda de los que creyeron en lo que querían llamar nueva política en cuanto tienes la menor posibilidad. El problema no es el chalé, sino lo que significa. Si alguien pensaba que la línea entre nueva y vieja política estaba difusa el chalé ha terminado de borrarla.